Antes de describir esta condición (inventada), permíteme una introducción o recordatorio de aspectos que son esenciales para mí para poder entender los trastornos psicológicos.
Es fundamental recordar que el Sistema Nervioso es esencialmente un mecanismo de supervivencia. Así, identifica los indicios de amenaza y genera una respuesta protectora en forma de ansiedad (lucha o huida) o congelamiento.
Las diferencias individuales a la hora de identificar indicios de amenaza se relacionan con la sensibilidad heredada del sistema nervioso autónomo SNA (tasa de amenaza necesaria para despertar la protección) y especialmente de las amenazas previas. Es decir, las personas que han sufrido situaciones de conflicto especialmente durante la infancia, pueden vivir con un SNA mucho más alerta, más sensible.
En resumen, podríamos afirmar que la tarea primordial para el SNA es que el peligro que ya hemos vivido no se vuelva a repetir.
Además, permíteme compartir mi “definición” de TOC o Trastorno Obsesivo Compulsivo. Lo describiría como el esfuerzo continuado e intenso por tratar de evitar o bloquear que algún peligro o amenaza concreta suceda.
Así, por ejemplo, el clásico TOC de limpieza de manos, se las lava continuamente como una estrategia para evitar la suciedad y un inminente contagio (entiéndase que este ejemplo era más interesante antes de la pandemia).
Ahora sí, con estas premisas, revisemos el TOC del TOC (o de cualquier otro sufrimiento o trastorno psicológico).
Podemos definir el TOC del TOC como el esfuerzo continuo e intenso por tratar de evitar y alejar un nuevo episodio de sufrimiento psicológico. Sería algo así como “no puedo volver a pasar por el TOC”. Nuestro SNA notando el malestar que nos generó nuestro crisis previa de TOC, o crisis de ansiedad, o depresión… tratará de identificar los indicios que puedan señalar que nos podemos estar acercando a otro episodio, y se pondrá a la defensiva. Esa estrategia defensiva incluye más atención a los indicios y más tensión para la lucha, y el resultado es mayor malestar, y que además tendrá aún más similitudes con el TOC o cualquier trastorno que hayamos experimentado previamente.
Para “alejarnos” del TOC, el SNA condicionará de forma más o menos sutil nuestra vida fuera de la piel, proponiéndonos ciertos rituales o limitando las actividades que podemos hacer.
Pero diría que la peor parte se la lleva lo que sucede dentro de la piel. Me explico, el SNA se vuelve auto-hipervigilante de cualquier pensamiento, sensación o emoción que crea que está relacionada con un nuevo TOC. Así nos propondrá una estrategia de contención emocional, es decir, evita lo que te haga pensar o sentir esto que podría llevarnos al sufrimiento. O busca una estrategia para desterrar inmediatamente ese contenido psicológico.
En la actualidad el TOC del TOC interno está muy generalizado. Lo podemos ver en el TOC, en los trastornos de pánico, en la hipocondría…
Y por el momento cultural en el que estamos, ese control emocional puede no aparentarlo. Las prácticas como la meditación o el mindfulness están cayendo del lado opuesto de su propuesta, pues en lugar de permitir el fluir, se están utilizando como un método de control sutil, de prevención del trastorno psicológico.
“Voy a meditar un rato para que estos pensamientos peligrosos desaparezcan” sería una afirmación que describe este uso paradójico de estas estrategias.
Y no sólo la meditación, el mundo del crecimiento personal, la espiritualidad y buena parte de la psicoterapia están inundados de esta intención controladora.
Y tú puedes preguntarte ¿y cuál es el problema? Pues, la tensión y dependencia de este tipo de estrategias. A veces, cuando converso con una persona que está en el TOC del TOC le propongo ¿qué pasaría si no meditaras todos los días? Y la respuesta es miedo, desconfianza. Involuntariamente se le ha atribuido un poder excesivo. “Gracias a estas prácticas y este trabajo personal no vuelvo al TOC” pero soy TOC de estas prácticas.
El TOC del TOC, obsesionado con no obsesionarse.