Mi nombre es Miguel Ángel Manzano, pero si lo deseas puedes llamarme Míguel (sí, con acento en la i).
Soy psicólogo de formación original Cognitivo-Conductual, formado en la UTC (Unidad de Terapia de Conducta de la Universidad de Barcelona). Al empezar mi práctica profesional me cuestioné las variables que determinaban tanto la eficacia del método en unos pacientes y no en otros, así como mi propia influencia en la evolución terapéutica.

Este cuestionamiento me llevó a conocer la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), con cuyos planteamientos me sentí más cómodo al instante. Participé en numerosas formaciones tanto en Madrid como Almería.

Durante mi recorrido en ISEP, Instituto Superior de Estudios Psicológicos, y como docente del Master en Psicología Clínica y de la Salud ofrecí formación sobre Aceptación desde una perspectiva psicológica.

Con la sensación que la psicología no tenía todas las respuestas, aunque me había aportado muchas. Con la intuición que el cuerpo tenía algo que decir en la evolución de los tratamientos, me involucré en ese descubrimiento. Inicalmente, aprendí técncias de reprocesamiento cerebral, en concreto, EMDR©, y otras técnicas que influían directamente en el cuerpo, como tapping o EFT.

Más adelante, me decidí a estudiar kinesiología holística y profundizar en las aplicaciones emocionales de esta disciplina. Poco a poco, el organismo se incorporaba a la terapia, sin perder como filosofía la aceptación como marco global.

En la siguiente etapa conocí el Sistema de Diseño Humano, que me impulsó a una aceptación menos psicológica, más vital, y no tan dependiente de la lógica, siguiendo lo que denominan, Estrategia y Autoridad.

Posteriormente, me inundé de la filosofía Advaita y su planteamiento que bien se podría resumir como Aceptación Radical.
Durante el 2022 y 2023 estuve focalizado en el estudio de «Un Curso de Milagros», un profundo conocimiento Advaita que puede no parecerlo por su aparente terminología cristiana.

También me encontré con «El Trabajo» de Byron Katie* y lo he vivido como el fin de un círculo. Volver al cuestionamiento de los pensamientos de la terapia cognitiva contrastándolos con la realidad, pero una realidad profunda, esa que nos señala Advaita.
Para mí, «El trabajo» es algo así como la terapia cognitivo-advaita.

Otras valiosas influencias son el TRE© (Tensión & Trauma Release Exercises) y la teoría Polivagal.

El TRE© una práctica diseñada por David Berceli que principalmente estimula el músculo psoas mediante 6 ejercicios, para facilitar la activación de un mecanismo que disponemos los mamíferos para temblar. Este sistema del temblor, es una de las maneras que tiene nuestro organismo de saber que el peligro ya ha pasado y poder salir del estado de protección y tensión.

Por su parte, la Teoría Polivagal de Porges nos ofrece una visión ampliada del sistema nervioso autónomo, y los 3 sistemas de protección que se activan de forma involuntaria en un contexto percibido como amenazante.
El organismo de forma autónoma procesa la información (neurocepción) de nuestro entorno, y si percibe amenaza, adopta un sistema de protección dependiendo del riesgo que implique (compromiso social, movilización e inmovilización) que dependen de redes neuronales distintas (vago ventral, parasimpático y vago dorsal respectivamente).

Otra importante e indirecta influencia es el modelo de los sistemas de la familia interna. Leer la obra de Schwartz me ha permitido entender los pensamientos de una forma más global, viéndolos como la conversación entre los personajes internos y entender su función protectora de una forma más simple, más gráfica y simbólica.

Durante el primer semestre del 2024, y profundizando en el trabajo con partes, he participado en la formación ofrecida por Ciro Caro sobre TFE, Terapia Focalizada en la Emoción en Thaei.

Actualmente estoy realizando la formación en SE, Somatic Experiencing, nivel intermedio I completado, y que resulta muy útil para hacer el seguimiento desde la sensación, una práctica muy orgánica.

En el primer trimestre de 2024 completé la formación en Focusing niveles I y II de la mano de Flora Osborne. Esta práctica complementa y nutre la comunicación con una actitud deaceptación completa.

En semana santa de 2024 participé en el SAT intro, Introducción a la psicología de los eneatipos.

Toda esta trayectoria influye en mi forma de vivir y de ofrecer acompañamiento en terapia, donde siempre he procurado rescatar la eficacia y la aplicabilidad de las diferentes disciplinas con las que he entrado en contacto.

Después de todo este recorrido me sigo sintiendo un terapeuta de conducta, y es que, mientras utilice el análisis funcional de conducta seguiré vinculado a mis raíces.

Puedes revisar algunos ejemplos de análisis funcional en el siguiente enlace.

https://miguelangelmanzano.es/wp-content/uploads/2016/03/Analisis-Funcional-de-Conducta.pdf

Lo Que aprendí de…

De la Terapia Cognitivo-Conductal, TCC o CBT, aprendí a observar e identificar los pensamientos, emociones y conductas, así como sus consecuencias.

De la Terapia de Aceptación y Compromiso, ACT, aprendí que los pensamientos y emociones no son el problema en sí mismo. La cuestión es el poder que les hemos dado para dirigir nuestra vida, y el esfuerzo que hacemos para no pensar o sentir algunos en concreto.La terapia, pues, debía ir dirigida a facilitar la tolerancia emocional.

Del EMDR©, tapping y técnicas similares, aprendí que pueden existir ejercicios sencillos que implican al cuerpo y que nos pueden facilitar el distanciamiento, la tolerancia y la incorporación de estados emocionales hasta ese momento rechazados.

De la kinesiología aprendí que el organismo tiene su propia forma de almacenar la información, con una perspectiva obviamente evolutiva, que es fácilmente identificable gracias a los diferentes modos de test kinesiológico.

Del Diseño Humano aprendí que en términos generales los humanos somos seres receptivos, es decir, dependientes del contexto. Descubrí de manera más clara, que necesitamos un contexto favorable, un cuándo adecuado para poder desplegar nuestra energía. Este aprendizaje me ayudó a despojar la fuerza de voluntad, el esfuerzo y el sacrificio, como estrategias terapéuticas.

De Advaita aprendí a estar abierto a las leyes naturales, en lugar de atender a las reglas verbales. Todo tiene su momento, que además, no se puede precipitar. Aprendí a identificar el esfuerzo casi constante, e inútil, en el que estamos implicados casi todos los humanos, intentar acelerar el tiempo.
Con un Curso de Milagros, aprendí una mirada compatible del sufrimiento humano con la aceptación, que además permite una mayor responsabilidad frente a la aceptación de Lo Que Es.

De «El Trabajo» de Byron Katie, aprendí a distinguir entre la mente y la Realidad, y a aprovechar el pensamiento para facilitar que la persona pueda ver su sufrimiento como el esfuerzo para que las cosas sean diferentes de como son, y a través de su propia experiencia pueda darle la vuelta al pensamiento y experimentar la paz de sentir que todo está bien como es.

Con la práctica del TRE© he entrado realmente en contacto con mi organismo. El mecanismo del temblor, al ser autónomo, te obliga a experimentar esa sensación extraña y liberadora de que tu cuerpo realmente tiene vida propia, independiente de tu voluntad. En consecuencia, te involucras en la dinámica de permitirle, cada vez más, su libre movimiento, y que ejecute su sabiduría y guíe la práctica para satisfacer sus propias necesidades.
En el TRE© he encontrado una práctica que trata sobre mecanismos naturales y sobre la supervivencia que me permite entrar en contacto con mi organismo de forma calmada. El TRE© es mi forma de «meditar».

La Teoría Polivagal me obliga a mirar de una forma no-personal la historia que me explican, pues se trata de observar qué está haciendo el sistema nervioso autónomo, con independencia de la voluntad de la persona. La teoría polivagal nos obliga a reconocer que no tenemos pleno control voluntario sobre nuestro organismo.
Además, de reconectarme con el análisis funcional, me invita a utilizar la terapia como un espacio psicoeducativo que fomenta la convivencia y el respecto entre la persona y su sistema nervioso autónomo, o dicho de otro modo, nuestro primate interior.

El modelo de los sistemas familiares internos combinado con ACT me ha ofrecido una visión muy funcional y pedagógica para explicar cómo funciona la mente. Los pensamientos y emociones se pueden “agrupar” en diferentes personajes que se activan en unas condiciones particulares y con una función específica. El reto terapéutico es aprender a identificar y observar las partes que todos tenemos dentro, y observar la comunicación que hay entre ellas y finalmente ponerlas al servicio del Yo.

De TFE, Terapia Focalizada en la Emoción he aprendido a profundizar en el trabajo con sillas para la resolución de conflictos no resueltos con otras personas, así como con partes del self.

SE, Somatic Experiencing me está recordando la necesidad del tiempo para poder conectar y reelaborar la emoción, además de enfatizar que no es imprescindible entender lo que está sucediendo para que sea terapéutico, desmitificando, aún más, la terapia exclusivamente verbal.

De Focusing he aprendido a ir un paso más allá en la aceptación y estar abierto a la experiencia presente, dándole la bienvenida a todo lo que venga, sin la necesidad de entenderlo y analizarlo, una aceptación aún más radical.

Del Eneagrama he aprendido a observar de una forma más diversa, los 9 eneatipos, los diferentes mecanismos o estrategias de supervivencia que nos limitan y generan sufrimiento.

Agradecimientos y reconocimientos

Como no tengo claro que jamás vaya a escribir un libro, aprovecho este espacio para agradecer a las figuras que más han influenciado en mi formación.

En primer lugar, Arturo Bados, profesor de la Universidad de Barcelona, y de quien pude aprender la Terapia Cognitivo Conductual en la Unidad de Terapia de Conducta.

Mi infinito agradecimiento a Raimon Gaja, director de ISEP, quien transformó mi vida gracias a la confianza que depositó en un recién licenciado, estudiante de máster, al ofrecerme la oportunidad de incorporarme a su equipo, y facilitarme todas las posibilidades para desarrolarme personal y profesionalmente.

En mi paso por ACT, agradecer a Carmen Luciano y Marisa Páez sus formaciones, que tan valiosas fueron para mí, especialmente algunas sesiones en grupo reducido que me permitieron comprender este modelo terapéutico más allá de la teoría.

En mi etapa de kinesiología, Pere Esteve fue la figura más relevante, al ayudarme a integrar el cuerpo en la terapia psicológica.

Ya en Diseño Humano, agradecer su disposición y conocimiento compartido a Lita Casanovas, quien me acompañó tanto en formaciones grupales como individuales para poder conocer y profundizar en «vivir mi diseño».

De nuevo en el cuerpo, Mónica Tarrés me introdujo en TRE desde una perspectiva más traumática. Además de la teoría y la técnica, pude observar y aprender de sus habilidades terapéuticas de acompañamiento basadas en el respecto y la compasión.

Desde Somatic Experiencing, disfruto del acompañamiento de Miriam Elisabeth Manzo, quien me muestra las posibilidades que ofrece este modelo en mí mismo, y de su presencia paciente y respectuosa con el ritmo personal.

De Flora Osborne, Focusing, aprendí la sencillez e importancia de la presencia que acompaña e invita a permitir lo que esté sucediendo, acompasándose a lo que está sucediendo sin tratar de entenderlo o dirigirlo.

A tod@s ell@s mi más sincero agradecimiento ya que su influencia ha ido más allá de transmitir un conocimiento, su ejemplo personal me ha mostrado mi camino a seguir.

*La influencia de «El Trabajo» e IFS ha sido indirecta, pues nunca que tenido el placer de participar en ninguna de sus formaciones, y conozco su propuesta por sus libros y videos. Sirva esta nota como reconocimiento para su labor y por si alguien a través de este escrito se interesa en conocerla.