Un día malo

Miguel Ángel Manzano – Doctoralia.es

Después de varios días buenos, de esos en los que te sientes con alegría, con energía y notas como todo a tu alrededor fluye armoniosamente, te encuentras con otro de esos días grises (por llamarlo de alguna manera).

Y entonces, tu sorpresa inicial se convierte en desesperación, pues creías que después de tanto esfuerzo ya lo habías conseguido, ya estabas estable.

La desesperación deja paso a la rabia, y la rabia se orienta a buscar dentro tuyo lo que sigue yendo mal, que o bien es más pequeño, o peor aún, ha aprendido a esconderse mejor (eso es lo que te dices a ti mismo).

Y en ese día gris empieza a soplar un viento cada vez más intenso, un tornado que te arrasa intentando encontrar la causa de ese mal día. Cuando quieres darte cuenta, el gris es negro, y tu estás convertido en escombros.

Pero ¿y si un poco antes te detienes?. Ya lo sé que hay mucha presión para que uno encuentre lo que funciona mal, ya sé que te dicen que si algo no funciona como quieres es tu responsabilidad, ya sé que se supone que tu gobiernas tu vida, y eres el creador de tu vida, y que debes mantener el timón firme, ya sé que no te gusta pasarlo mal.

Pero aún así, ¿y si te detienes en el inicio de la secuencia? Párate en la sorpresa ¿qué es lo que te sorprende? ¿Un día gris?

Detente y observa que tiene que pasar para que te sientas sorprendido. Para sentirte así, tu mente ha establecido una comparación entre lo que está sucediendo (un día gris) y lo que cree que debería pasar, más días soleados. Y le sorprende porque después de tanto buscar creías que lo habías logrado, que ya estabas «bien». Observa con detalle la increíble presión que te pones encima para estabilizarte, para no tener altibajos.

Y observa la naturaleza. Entiendo que en medio de un caluroso mes de agosto te sorprenda una fuerte tormenta, pero sucede. Y te pregunto ¿dónde está el problema en que suceda? ¿Acaso el planeta debe analizarse para entender porque aún sufre tormentas?

Fíjate que la naturaleza es constantemente cambiante, y frente a esa realidad, nosotros intentando estar estables, buscando la manera que no te afecte.

Y por último, si permites que el día sea gris, ¿finalmente no estarías alcanzando tu objetivo? ¿No estarías consiguiendo que el día gris no te afecte?

Todo está bien, por supuesto, los días grises también. Como en la naturaleza cada estado tiene su función, y la vida no podía existir sin ese balance.